“Te
libero de mí, de mis males, de mi mal genio, de los domingos por la
tarde en donde nunca puedo más, del odio a mis cumpleaños, de no saber
cómo hacer para regalarte algo que no pierdas. Te libero de mi
desengaño, de tu karma, de mis novedades, de la contradicción que
represento. Te libero de mis llamadas que te saben a autocompasión, de
mis enredos, de mi cabello suelto, largo, sin peinar. Te libero de mi
consciencia, del desconcierto a fin de mes, de la caída, de la llegada,
de mi huida inevitable. Te dejo libre para que me dejes, para que me
veas de lejos y me quieras, menos…”
— Mario Benedetti.
— Mario Benedetti.